
En el día nacional del camino, recordamos por qué al piloto de TC, oriundo de Junín, Eusebio Marcilla, le pusimos el apodo de, «El caballero del camino».
En 1948, Buenos Aires y Caracas fueron unidas por el «Gran Premio de la América del Sur», la competencia automovilística que pasó a la historia por varios motivos. Hoy, en Historias Con Frecuencia, recordamos uno de ellos.
Allí, Juan Manuel Fangio tuvo su primer accidente de gravedad, en la séptima etapa cuando volcó con su Chevrolet 1939 en Huanchasco (cerca de Trujillo) en territorio peruano. Desafortunadamente, Daniel Urrutia, su compañero perdió la vida.
Era de madrugada y varios pilotos, en medio de la carrera, no los vieron; solo uno, el de Junín, Eusebio Marcilla los avistó y socorrió antes del amanecer. Los llevó hasta el hospital de Chicama, a unos 20 kilómetros y luego siguió la carrera.
Tal detalle dejó sin chances de ganar el gran premio; llegó segundo a 12 minutos del mendocino Domingo Marimón que se quedó con la competencia pero, el gesto de humanidad que primó sobre lo deportivo le valió, desde entonces y por la eternidad, que el público y la sociedad lo reconocieran como «El caballero del camino».
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